Fisiona nace en 2010 con el objetivo de tratar a las personas de forma global creando un espacio familiar y cercano de trabajo para el paciente.
Somos un equipo joven de 5 fisioterapeutas y osteópatas, con amplia experiencia, formado exclusivamente por titulados universitarios en fisioterapia y con formación especializada en Osteopatía, pediatría, terapias manuales, acupuntura, maternidad y bebés.
Nos apasiona nuestro trabajo y por ello seguimos en continua formación para garantizar un tratamiento especializado, utilizando las últimas técnicas de tratamiento adaptado a las necesidades de cada paciente.
Nuestro objetivo principal es siempre esforzarnos en dar lo mejor a cada paciente haciendo que se sienta cuidado en todo momento y buscando los mejores resultados posibles mediante tratamientos personalizados y de calidad, para ayudarles a recuperar su salud de forma global.
Para ello, FISIONA se ha nutrido de un equipo altamente cualificado en distintas especialidades, tales como:
-Fisioterapia
-Osteopatía
-Terapia Manual
-Acupuntura, punción seca
-Osteopatía Pediátrica y Bebés
-Embarazo, Pre y Postparto
-Maternidad, Suelo pélvico y obstetricia
-Drenaje Linfático manual
-Nutrición y patología visceral, etc…
Y además Clases Grupales con especialistas en:
-Pilates
-Gimnasia abdominal hipopresiva
-Embarazadas y preparación al parto
-Método TAD, Método 5P y recuperación postparto
-Escuela de espalda
-Feldenkrais
-Yoga
-Mindfulness
Para ello, hemos incorporado a nuestro equipo a diferentes colaboradores.
Os los presentamos:
-Mónica Santolaya
-Sara Corres
Estamos muy contentas de poder contar con ellas, de esta forma nuestros pacientes tienen un abanico más amplio para encontrar la salud, el equilibrio y prevenir enfermedades.
Sara Corres
Soy Sara Corres Duque nací en Vitoria-Gasteiz en el 1975.
Estudié Artes Gráficas, posteriormente trabajé en fábricas de automoción y muchos años como montadora aeronáutica.
Debido a un accidente de coche grave, mi vida cambió y empecé a interesarme en otras técnicas las cuales iban más dirigidas a mi cuerpo y mente.
Durante años estuve practicando Yoga y en el 2004 me decidí a hacer la formación de Hatha Yoga en el “Centro International Sivananda”. El Yoga me aportó tranquilidad en la mente a través de la observación del propio cuerpo y la respiración. En 2004 empecé a dar clases de yoga para poder compartir mis conocimientos.
En 2008 me fui a Thailandia y durante un mes realicé un curso de Masaje Thailandés en la” Old School Medicine”, en el cual pude empezar a profundizar más en los meridianos y empezar a conocer el maravilloso mundo del masaje.
En 2007 conocí el Método Feldenkrais, hice la formación durante 4 años en el “Instituto Feldenkrais España”. Cambió mi vida, mi postura, mi manera de aprender, de pensar y de enfrentarme a la vida.
Ahora me dedico a enseñar Yoga y Feldenkrais. Doy clases grupales de Feldenkrais y trabajo en camilla de manera individual. Me encanta compartir mis conocimientos para que cada día más gente pueda encontrar maneras de moverse más eficientes sin esfuerzo, a través de sensaciones nuevas cambiar los pensamientos, y la acción, para poder disfrutar más la vida.
Mónica Santolaya
Desde muy joven supe que me gustaría dedicarme a algún oficio en el que dedicar tiempo a estar con otras personas. Pasé por las típicas épocas de querer ser enfermera, médica, … y acabé estudiando psicología. He ejercido (y sigo haciéndolo) como tal en el mundo de la empresa. Mi curiosidad me ha llevado a no dejar de indagar y formarme en nuevos mundos: también soy coach individual, coach de equipos, facilitadora de diferentes tipos de metodologías…
En este caminar, un día, hace ya muchos años, se cruzó en mi vida el mundo del mindfulness y la meditación. No creo en la casualidad, sí creo en la oportunidad, en generar o en ver las oportunidades. Creo que las cosas ocurren cuando deben ocurrir. Durante los meses previos habían ocurrido varios eventos en mi vida que me habían hecho sentir la necesidad de afrontar cosas de manera diferente. Familia, trabajo, enfermedades, rupturas, … duelos al fin y al cabo. Mi salud se resintió, la bola se me hizo muy grande. No sé si lo que sentía era o no stress, sé que no era feliz y no me sentía plena.
Estuve sola de vacaciones, disfrutando del sol, del aire, de mi espacio, de mis aprendizajes, de mis reflexiones… también sufriendo, a veces, por lo mismo. Y, sobre todo, tomando decisiones. Pensando en la necesidad de tomar las riendas de mi vida.
Decidí adoptar un perro, Curro, que ha llenado mi vida de alegrías, de sencillez, de amor incondicional, de enseñar y aprender cuestiones básicas, “las importantes” como dice un amigo mío.
Decidí también, empezar a decir no, a no sufrir por aquello que no podía cambiar y a tener el coraje necesario para cambiar lo que podía.
Y en paralelo a Curro y a algunas de esas decisiones, llega una propuesta formativa de Mindfulness: primero un fin de semana, al poco tiempo otra de 8 semanas. Enseguida intuí que era una potente herramienta, un tren que decidí no dejar pasar.
Y decidí, porque insisto, siempre es uno quien decide qué hacer o no hacer, aprovechar la oportunidad. Decidí implicarme, decidí meditar, decidí imbuirme en este camino de aprendizaje, en este cambio de rutinas, en este cambio del tempo vital que supone el Mindfulness. Y poco tiempo después, empecé mi formación como Instructora porque presentí que lo que me había ayudado a mí, podía ayudar a otros y yo podía contribuir.
Son herramientas sencillas con poca teoría y mucha práctica basada fundamentalmente en la meditación como llave del cambio. Y todo esto aderezado con retiros de fin de semana, de semana, de 9 días.
Y ahora sé que todas estas decisiones, todos estos nuevos hábitos me siguen ayudando y mucho y sé que también a muchas de las personas con las que coincido en este camino.